Luis, ejecutivo con más de 20 años de experiencia en puestos directivos. Se siente más lento, más pesado, … más inseguro.
Luis, tecnófobo declarado, se pierde cuando aprietan el acelerador.
Quizás los directivos tecnófobos debieran actuar de otra forma, con un triple ejercicio de prudencia, humildad y adaptación al cambio.
Esta es la historia ficticia de Luis, ejecutivo con más de 20 años de experiencia en puestos directivos, principalmente en Dirección General y Dirección de Operaciones, en diversos sectores y ámbitos de negocio. Hasta hace unos años, Luis había estado desempeñando con solvencia las responsabilidades encomendadas. Su sólida formación de negocios y su dilatada experiencia le permitían tomar decisiones estratégicas acertadas, apoyadas en la intuición acumulada, a pesar de su reticencia al uso de las nuevas tecnologías en su desempeño diario.
Pero algo está cambiando. Se siente más lento, más pesado, … más inseguro. La exigencia ha aumentado, el tiempo de espera en la toma de decisiones se ha reducido.
Sus interlocutores son más jóvenes que él, y nota que no habla el mismo idioma. Es incapaz de seguir el ritmo, y le cuesta mucho avanzar en las tareas que requieren intercambio de información no verbal, las tareas colaborativas o la propia gestión de su tiempo. Nota que sus interlocutores hacen un esfuerzo por bajar a su nivel tecnológico, y Luis, tecnófobo declarado, se pierde cuando aprietan el acelerador.
Esta historia ejemplifica la situación de un alto número de directivos actuales.
Aun con cierta frecuencia es posible encontrar a directivos que tienen tendencia a la «tecnofobia» en el desempeño de su actividad. En la actualidad, un directivo del siglo XXI, independientemente de su ámbito funcional, debe desarrollar su trabajo con el uso intensivo de todo tipo de tecnologías (sobre todo TIC, herramientas cloud, redes sociales, apps de productividad personal, herramientas colaborativas, comunicaciones unificadas,…).
Los directivos del siglo XXI deben quitarse de encima la imagen de tecnófobos porque es el único camino para trabajar de forma eficaz en el contexto actual.
En los networkings de los foros y eventos empresariales, aún se siguen escuchando colegas que muestran con orgullo sus comportamientos tecnófobos. Recurriendo al chiste, Dios mata a un gatito cuando alguien pronuncia las frases «yo no necesito linkedin», «esto del twitter es para frikis», «pide cita con mi secretaria», «en la oficina miro mi agenda y te contesto», «Drop..que?», «la nube es para los ángeles»,…
Quizás esas personas debieran actuar de otra forma, con un triple ejercicio de prudencia, humildad y adaptación al cambio:
Prudencia, evitando mostrar en público esa gran debilidad.
Humildad, admitiendo su limitación con la seguridad y visión estratégica que le da la experiencia acumulada.
Adaptación al cambio, actuando con determinación para modernizar de forma integral su desempeño profesional.
Gracias al foco en uno de nuestros valores, la innovación tecnológica, los interim managers de EPUNTO están habituados al uso de las nuevas tecnologías que actualmente se encuentran a disposición del trabajo directivo, independientemente de su ámbito funcional, que les permite innovar de forma constante como mejora de la eficiencia y eficacia en el desempeño de sus actividades.