Los directivos tienen la responsabilidad de dirigir y orientar el manejo de las organizaciones hacia el logro de los objetivos propuestos. Como líderes empresariales, deben tener la preparación suficiente en el plano técnico profesional, para conducir de una manera eficiente y efectiva las tareas que permiten el correcto funcionamiento de la empresa, a fines de alcanzar la mayor productividad posible. Ahora bien, una empresa no se circunscribe sólo a alcanzar resultados y ganancias, porque en ella el bien más preciado es el recurso humano.
Un líder debe tener la preparación, pero también el don de mando; el ingenio pero también la humildad, el poder sin la soberbia, la capacidad de decidir sin la intolerancia; en él deben combinarse el equilibrio con el reconocimiento de los errores.
En este sentido, el pool de directivos de una empresa, debe cumplir con un doble rol dentro de la operatividad organizacional, que de compleja se hace cada vez más exigente y competitiva. Debe, por una parte, atender con rigor y prontitud a los trabajadores, como personas, participando de sus inquietudes, cubriendo sus necesidades y propiciando la proactividad y creatividad individual, con fines de aprovechar al máximo sus potencialidades como persona y como equipo. Y por la otra, atender con capacidad operativa todo lo que involucre los procesos productivos en el plano de creación de riquezas (productos para el consumo o prestación de un servicio).
La gestión de los directivos en un mundo competitivo como el de hoy, debe estar dirigida a poner en funcionamiento la empresa como un todo, donde sus empleados sientan que se les toma en cuenta, donde la opinión, sugerencia o recomendaciones de sus trabajadores tengan oído en los planos intermedios o altos, y donde el ambiente en que se labora sea un sano clima de armonía y cooperación, tanto interpersonal como interdepartamental.
La estructura organizacional de las empresas hoy en día, no debe regirse por esquemas rígidos, al contrario, deben ser flexibles, colocando la toma de decisiones, no solo en el pool de directivos, sino en otras instancias del organigrama y, además, dándole participación a otros entes dentro del esquema gerencial.
Esta flexibilidad tiene que ver con la rapidez con que se deben tomar las decisiones y la propia dinámica de los tiempos que reclaman respuestas inmediatas a problemas puntuales que tienen que ver con el funcionamiento mismo de la empresa. La gestión gerencial moderna debe ser ágil para que la operatividad de una empresa se movilice con prontitud real y no virtual.
Para ello, los directivos en su gestión diaria deben estar alerta a los cambios y procurar tener la orientación y motivación para lograr los fines empresariales. La relación entre la gestión gerencial y la operatividad de la estructura organizacional estaría colocada en el plano de hacer compatible una adecuada conducción de los niveles de eficiencia con las aspiraciones humanas del personal, hacer más productivo el trabajo y más fluidos los niveles de comunicación, reducir al máximo las fricciones y activar la participación con un sentido de pertenencia corporativa.
De este modo, la gestión gerencial depende, en primer lugar, del pool de directivos de la empresa, quienes tienen como función primordial el alcance de las metas organizacionales, responsables del éxito o fracaso de la compañía; sin embargo, éstos no son los únicos responsables de los resultados de la gestión gerencial, sino que cada uno de los individuos que forman parte de la organización, independientemente del cargo que ocupan, deben estar enfocados a la búsqueda del éxito de la compañía, poniendo en práctica las funciones administrativas que permitan obtener los mejores resultados. Todos los trabajadores de una empresa, en conjunto con la Gerencia, forman parte de un equipo de trabajo donde cada individuo representa un eslabón importante en la gestión empresarial.
Entonces, ¿cómo la gestión gerencial impacta en las organizaciones?
La gestión gerencial es indispensable en las organizaciones para la obtención de ventajas competitivas y el alcance del éxito, ya que a través de ella se dan a conocer las directrices empresariales, se asigna la responsabilidad correspondiente a cada trabajador y se controla que se cumplan los objetivos planteados. Con el tiempo, el entorno de las organizaciones cambia, existe una mayor exigencia del mercado como consecuencia de la evolución continua de la sociedad y la tecnología, y sólo aquellas organizaciones que desarrollan una gestión gerencial efectiva sabrán aprovechar los recursos para ser cada vez más competitivas, hacer uso de las innovaciones y tecnologías existentes y lograr su expansión; de lo contrario no serán sostenibles en el tiempo y fracasarán.