Aprecie el lector, la proeza de una comunicación breve en el análisis y contundente en el plan de acción propuesto; cambiar es aceptar la evidencia de que es necesario hacerlo.
Normalmente, no es un ejercicio individual; cambiamos antes si nos ayudan y cambiamos juntos.
Otras opciones están reservadas a seres superiores.
«La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia«
Casi 19 siglos han pasado desde que el sabio, filósofo y emperador romano Marco Aurelio, evidenciaba con esta cita, la necesidad del cambio.
A pesar del tiempo transcurrido, hoy en día sigue habiendo actitudes que no cambian y, cuidado, que los demás cometan errores no implica que no sea necesario que nosotros cambiemos; es tan triste como que «las personas sólo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo«, asegura el doctor y experto en liderazgo, creatividad e innovación Mario Alonso Puig
A diario nos relacionamos con personas que todavía no se han preguntado si necesitan cambiar; bien porque la crisis les nubla la percepción de las cosas o, todo lo contrario, porque sus resultados todavía son «aceptables», no han contemplado tal posibilidad…, personas que no saben valorar el estado actual de cuestiones de vital importancia, como su imagen corporativa, su marca o la comunicación con sus cliente.
Preguntémonos, por ejemplo:
si el modelo de comunicación de mi empresa está correctamente alineada con la estrategia corporativa…,
qué me identifica en los canales web 2.0…,
qué me diferencia de mi competencia …,
… si dispongo de un colaborador experto y comprometido que, puntualmente, supervise la evolución inteligente de mi modelo de comunicación, que se comunique con todas las áreas de mi empresa y difunda la cultura del cambio entre mis empleados.
…, quién se encargará de incrementar el número de visitas a mi página, alguien capaz de captar mejor la atención de mis clientes, que identifique las actividades que nos interesa desarrollar en las Redes Sociales y que se responsabilice de preservar mi reputación on-line.
Marco Aurelio, primero, reconocería que no dispone del recurso con experiencia, luego lo buscaría y, por último, compararía su coste con el de hacerlo con sus medios actuales, seguro que en un plazo mayor tiempo y, probablemente, peor.
Las cosas cambian y las tecnologías 2.0 han acelerado su ritmo; es muy fácil quedarte obsoleto; no es tanto una cuestión de inteligencia, como de mentalidad y actitud; cuando aparece una tecnología disruptiva, las empresas que no se adaptan desaparecen; no hay que perder el tiempo permaneciendo fieles a modelos de negocio acabados
En EEUU, las redes sociales han pasado a ser empleadas por el 91% de los responsables de marketing de las compañías como medios para difundir o promocionar sus marcas; teniendo en cuenta que España cuenta con más de 16 millones de usuarios de Facebook, 5 millones en Twitter, más de 3 millones en LinkedIn y que un 80% de los internautas utilizan las redes sociales, resulta obvio que esa también es la tendencia en nuestro país.
Estos cambios tecnológicos posibilitan la entrada en los mercados de nuevos actores, provocando que actores consolidados sean desplazados; con la red 2.0 los clientes tienen a su alcance extraer y depositar grandes cantidades de información y, consecuentemente, atesoran mucho poder
Un ejemplo muy revelador es el caso de Jeff Jarvis contra Dell; cuando Jeff, servicio post-venta de Dell, ignorado constantemente por la marca, decide publicar su descontento en un blog; en un corto espacio de tiempo obtiene un gran apoyo de la comunidad, que se refleja en cientos de comentarios; las consecuencias fueron que Dell sufrió millones de dólares de pérdidas y una severa caída en la bolsa.
Hay cientos de casos en todos los sectores de actividad de todo el mundo; hoy en día ignorar a tus clientes, especialmente si saben moverse con habilidad en el mundo 2.0, puede acabar con tu empresa.
Poco más…, apliquemos sentido común…, no es necesario andar cabeza abajo, ni volvernos del revés; para evolucionar hay que aceptar la evidencia…, cambiar es necesario, reconocer que tenemos limitaciones y que existen profesionales responsables y comprometidos, que saben hacer determinadas cosas sensiblemente mejor que nosotros; confíe en ellos…, cambie con ellos.